Mi coqueteo con el fútbol alemán se remota a mi primera estadía por estas tierras allá lejos en 2010, cuando la vida me abrió las puertas a conocer fuera de las fronteras dando mis primeros pasos internacionales en Stuttgart.
En aquel entonces, el equipo a seguir era claramente el VfB Stuttgart de la ciudad que daba pelea en la Bundesliga y tomamos la decisión con mi amigo Demian de ir a ver el partido frente al Bayer Leverkusen, en lo que sería el primer contacto de ambos en la Bundesliga.
Fue todo un acontecimiento desde luego, incluso tengo un post. Allí se puede ver a un Gonzalo del doble del tamaño actual y con mucho pelo en el Mercedes Benz Arena deslumbrado por la oportunidad de tal evento. Así y todo, algo no me cerraba de aquella visita, no me identificaba, había mucho glamour, y no me sentía del todo a gusto, me faltaba el barro si se quiere, la humildad de remar desde abajo.
Con ese espíritu explorador fué como di a parar al Stadion auf der Waldau a ver un partido del otro equipo de la ciudad, el más humilde, el Stuttgarter Kickers, que jugaba en aquel entonces en la 3.Bundesliga y allí de algún modo me sentí mucho más como en casa y motivó otro post del blog. Aún cuando no me podía comunicar del todo, sentía que pertenecía a ese grupúsculo de locos seguidores y gente común que le ponía amor y garra a pelear en la tercera división con un orgulloso pasado en primera. Había demasiadas similitudes con mi realidad futbolística argentina.
La finalización de aquella primera aventura europea no mermó mi ánimo de seguir los pasos de los Kickers y me convertí en un fiel seguidor, sintonizando los partidos por internet mientras hacía trabajos en casa.
Con el paso del tiempo, cambié de país, de hogar, practiqué otros idiomas, estaba más flaco y con menos pelo, pero la vida me volvió a cruzar con el VfB Stuttgart dos veces mas.
En 2018 viajé a Alemania para trabajar unas semanas desde Leipzig donde se vivía una revolución por el equipo-empresa RB Leipzig, que tras la inversión de Red Bull llegó de adquirir la plaza a un equipo en la Liga de Sajonia, a ascender meteóricamente hasta la Bundesliga. La ciudad estaba orgullosa, pero aún así el equipo no tenía el arraigo necesario y les era muy difícil llenar el estadio. Estando allí hice mi contribución y para matar el rato después de las horas de oficina me acerqué a ver un partido entre el local y mis viejos amigos de la ciudad de Mercedes Benz.
Un año más tarde, alrededor de Mayo del 2019, me tocó visitar Berlin por una entrevista de trabajo, y luego de tener una de las peores experiencias y de las peores performances en ese ámbito, me apresuré a buscar eventos en la ciudad para distraerme y no pensar más en el fracaso que acababa de enfrentar. Encontré un partido de Bundesliga entre el hasta ese momento único exponente de la ciudad en en la Bundesliga, el Herta, que recibiría en el Olympiastadion al Stuttgart. Saqué entradas y visité nuevamente el enorme estadio, pero esta vez, por vez primera a ver un match de fútbol, y de allí correr al aeropuerto.
El resultado del partido fué victoria para el local. En una especie de "spoiler" he de decir que ese resultado prácticamente condenaba al Stuttgart a jugar la promoción por no descender, algo de suma importancia para el desarrollo de esta historia del que hago mención en párrafos venideros.
Hubo otras oportunidades de acudir a ver partidos del fútbol vernáculo de divisiones inferiores, ese fútbol que me gusta, adonde uno puede ver a los sufridos hinchas alentar a su equipo en las malas o ir simplemente por amor a ver los colores.
Acudí allá por 2018 a ver un partido del SV Lichtenberg 47 al Hans Zoschke Stadion al que llegué en el entretiempo y accedí al estadio dando "unas monedas para la barra" en la puerta un partido de la Regionaliga Nordost. Ya en 2020, en un contexto inter pandemia algo extraño, asistí también en el barrio obrero de Licthenberg fuí a ver al humilde Sparta Lichtenberg, por la Berlin Liga. Equipo que tiene como hinchas y vecinos a los Djs Paul Kalkbrenner y K-Paul (si no me creen vean la lista de Sponsors)
En 2020 la idea de mudarme a Berlin se comenzó a materializar. Por estas alturas los Stuttgarter Kickers me quedaban muy lejos, desde hace años que no he podido volver a ver lo, las vicisitudes deportivas lo llevaron a jugar para ese entonces en la Oberliga de Baden Württemberg, dos divisiones aún más abajo de donde yo lo conocí.
El fútbol es aglutinador, practicarlo y siendo seguidor permite identificarse con un grupo y sentirse parte. Siendo un recién llegado, debía aún hallar dónde refugiar mi orfandad futbolística en mi nueva ciudad y ya para el año 2022 cuando logré instalarme de manera más estable, al poco tiempo hallé un lugar para alojar mi aliento y me recibieron con los brazos abiertos y como no podía ser de otro modo, con una cerveza en la mano.
Todo comenzó algún tiempo atrás
Si pienso en mi relación personal con el FC Unión Berlin, he de decir que tal vez su nombre me sonaba, ya sea de algún juego de Manager, esas "letritas" en las que uno soñaba con manejar un club y llevarlo a ser el más grande, o de haberlo buscado en algún lado, tenía claro que los colores rojo y amarillo brillaban en su tan particular escudo, sabía remotamente de su origen trabajador y de los pesares de los hinchas para mantenerlo a flote y salvarlo muchas veces. Historia, colores y sufrimiento que innegablemente me recuerda los del Deportivo Español.
En unos días libres en alguna de las visitas laborales a tierras germanas, quedamos con Oriol mi compañero de trabajo con el que compartí aquel viaje, en pasar el fin de semana en Berlin, y recuerdo insistirle, no tengo registro del fundamento de tal insistencia, que quería ir a la cancha a ver el Unión Berlin no teniendo idea en ese entonces siquiera dónde era que quedaba o cómo se adquirían tickets.
Recuerdo que con tal de no darme la negativa, él aceptaba acompañarme pero eso implicaba dejar de recorrer un Berlin que él aún no conocía. Apelé al sentido común y me sumé a ese recorrido, pero como el karma de quien te deja una huella, una de las mañanas en las que matábamos el ayuno caminando café y bretzel en mano, en la estación Ostkreuz vimos desde los andenes elevados del Ring, cómo en las plataformas bajas que cruzan perpendiculares, se encontraban hinchas con sus bufandas del FCU.
Esos hinchas esperaban el S-Bahn S3 que los llevaría a la estación Köpenick punto de encuentro para la peregrinación a través del camino del bosque que los deja en su hogar futbolístico.
La fortaleza del bosque
Su nombre es Stadion an der Alten Förstere y lo describe a la perfección, significa palabras más, palabras menos, "estadio al lado de la vieja casa del bosque" y es ciertamente donde está ubicado.
La fortaleza se halla enclavado en el bosque y la "vieja casa" no es nada más y nada menos que emblemática casa de bosque que hoy alberga oficinas del club, delante de la cual se cuelgan los carteles anunciando cada partido de local.
Recorrí los alrededores un día de partido y fué inevitable el parangón con el Juan Carlos Zerillo de Gimnasia y Esgrima de la Plata desde luego, sin los tablones, pero a la vez con la cercanía de que en el Alte Försterei, a excepción de una moderna platea, no existen asientos designados.
La dificultad para conseguir entradas le añade algo de mítica, aquí no hay bouncers como en el Berghain que te bendicen permitiéndote la entrada o dejándote aleatoriamente sin explicación fuera de tu noche de club. Acá son todos bienvenidos, pero la realidad es que el club cuenta con alrededor de 44.000 asociados y el estadio tiene capacidad para alojar 22.000 personas.
Esa humilde capacidad es repartida entre quienes cuentan con un Ticket de Temporada de los cuales el club no emite mas pero tienen prioridad de renovación quienes ya posean una. Siguen los socios que entran en un sistema de sorteo, y luego se liberan los remanentes al público en general. Por último, el club pone a disposición un mercado de reventa, donde los tickets se pueden vender al mismo precio que se han comprado.
Hay más gente que quiere ir a los partidos que gente que pueda entrar, lo que hace que conseguir tickets sea una aventura que con el paso de los años ha mejorado pero sigue siendo aleatoria, que ha creado una práctica habitual de, siempre que se pueda, sacar entradas de más ya que siempre un Unioner, amigo o curioso va a querer estar.
Dos de los aspectos más emotivos que puedo destacar, son los pasillos con ladrillos memoriales de los hinchas, muchos de los cuales alientan desde el cielo. Otro, es el cuadro del marcador del partido, el cual se ubica en una caseta con dos ventanas en una de las esquinas del campo, cada ventana, una para el local y otra para el visitante, permite al operador asomarse y cambiar el marcador manualmente, un espectáculo digno de contemplar.
Emocionante es el momento previo a la salida de los equipos al campo de juego, todo el estadio se alza a cantar el himno (aquí la letra) compuesto por la cantante Nina Hagen
Los éxitos de los últimos años hicieron que el equipo, en su debut europeo en la Conference League no pudiera jugar de local en este campo debido a la ausencia de asientos designados para los aficionados, reglamentación que se flexibilizó en el segundo año de aventuras europeas, cuando el unión hizo su debut ya en Europa League y la UEFA permitió a los hinchas recibir a los visitantes en el bosque y sacar a relucir todo su orgullo. El Alte Försterei debutó el 8 de Septiembre de 2022 en Europa.
Como equipo de los trabajadores metalúrgicos de Berlín, el Unión es una familia, y esto no solo se vive en las gradas, es muy visible cuando en los días previos a Navidad el estadio se abre para recibir miles de hinchas que se juntan a cantar villancicos y a brindar, desde luego, con Glühwein.
En el barrio de Köpenick no se discute: se alienta al Unión.
Hay un dicho en Berlin que dice que "uno no elige departamento, sino que el departamento lo elige a uno" debido a la dificultad para encontrar una vivienda en la ciudad. En mi caso, el departamento que me eligió resultó estar en Köpenick.
El 2022 lo comencé en el barrio del Unión, rodeado de orgullosos hinchas que disfrutaban de su tercer año en la Bundesliga.
El primero de muchos
Por cosas de la pandemia y del destino, atrapado en la remota Argentina, la búsqueda de opciones para regresar me llevó a charlar con muchas personas interesantes, muchas las pude conocer personalmente y algunas se convirtieron en amig@s.
Entre ellas, Alejandro, un estudiante oriundo de Quilmes que llevaba varios años viviendo en Berlin, y fue quien en mis primeros días en la ciudad compartió charlas, guías y me ayudó en momentos de confusión pandémica. Algo que con el tiempo quedó demostrado que le es tan natural.
Ale resultó ser seguidor del humilde equipo del Este berlinés desde hacía años. En su periplo berlinés, vivió algunos momentos críticos, pero estaba disfrutando de lo que hoy por hoy los hinchas describen como "un sueño". Él estuvo presente en el épico partido del ascenso, entre tantos de esos miles que entraron al campo a celebrar.
Just look at those scenes! 🔥
— Football on BT Sport (@btsportfootball) May 27, 2019
This is what it means for Union Berlin to reach the Bundesliga for the first time in their history 🙌 pic.twitter.com/eJf1qy3xeW
Me sumó a un grupo de hinchas hispanohablantes, muchos de los cuales no necesariamente están en Berlin y muy lentamente comencé a empaparme de las noticias. Un buen día allá de Abril del 2022 y gracias a un debate en el grupo, caí en la cuenta que que se jugaba el Derby Berlinés y gracias a ese aviso y a que el partido se jugaba en el Olympiastadion donde el Herta hace de local, me apresuré a comprar entradas y ver al Unión por primera vez.
Marcó mi regreso a los estadios tras 2 años y nada menos que con 75 mil espectadores que vieron como el "más humilde" de Berlin goleaba 4 a 1 al "más conocido" para convertirse así en el más grande.
Esa misma tarde noche se comenzó a forjar la unión de hierro. Coincidimos con Ale en la tribuna, vino Santi, otro argentino que hacía un tiempo se había sumado a las filas de los Eisern, y Martín con acentazo inocultablemente cordobés recién llegado, que había conseguido entradas para el lado del Herta, y se enamoró del FCU.
Unas semanas más tarde, tuvimos el debut en las gradas del Alte Försterei y su un ambiente fenomenal en las tribunas. En lo que tal vez ha sido el peor partido, ante Greuter Fürth, último de la tabla ya descendido, partido chato que resultó en empate, sabor a poco, pero que marcó el hito de ser el primero en que asistí al campo y por tanto quedará en la memoria como el primero para muchos.
Ale logró que dos personas más tuvieran su debut esa noche, Marito de Chile que vino con Britta, alemana, una madre adoptiva a estas alturas, dueña de la casa donde se alojaba y poco a poco dueña de nuestros corazones.
Ale sembró la semilla, creció durante la primavera y sacó frutos en el verano. Pronto nos encontramos en bares para ver los partidos, nos organizamos para ver amistosos de verano y ya para cuando la temporada arrancó, poco a poco cada uno quiso ser parte y sacó su membresía.
Pasé a formar parte de las filas del club, no solo como un aficionado más que desahoga su aliento en la tribuna, sino como socio, es la primera vez, desde mi salida de Argentina que algo así sucede y nació naturalmente.
Particularmente en mi caso poco tuvo que ver el éxito actual. Me hizo mella la resistencia y la sufrida historia del club, la humildad con la que todos sus hinchas se manejan.
Tal vez como dijo "el filósofo" Pity Álvarez: "...el fútbol es barrio..." cuando le preguntaban por qué decía que era hincha de Español, justificando que él se asomaba a la ventana de su casa en el Barrio Samoré y veía el Estadio España. Yo salgo de casa y se respira Unión. Estoy rodeado de Unioners, de Eisern (los de hierro), en un barrio de clase obrera, donde reinaban las fábricas metalúrgicas que le dieron nombre a su hinchada.
Pude asistir contra el Bayern, contra el Wolfsburg, al momento de escribir espero poder ir contra el Dortmund, iré a ver la DFB Pokal y también fuí parte de la fiebre del debut en Europa League con unas semanas alocadas de correr detrás de los tickets y lograr conseguir entradas para todos los partidos de la fase de grupos que tendrán lugar en el barrio y la promesa de tal vez sumarse a alguna aventura de visitante.
Pasión de pocos y de locos
En aquellos años en Primera División Argentina, cuando el Deportivo Español generaba dolores de cabeza a más de un grande, rezaba una mítica bandera "Pasión de pocos y de locos", describiendo a la perfección a ese puñado de hinchas que seguía al equipo a todos lados y que permaneció fiel, descensos, quiebra, remates, riesgo de desaparición mediante.
Al momento de escribir, el equipo lleva semanas liderando la Bundesliga. Los hinchas viven un sueño, saben que más temprano que tarde la racha se va a cortar, pero mientras tanto lo disfrutan en las nubes.
Los medios del mundo se han hecho eco de la "anomalía en la matrix" de la Bundesliga dominada hace una década por el poderoso Bayern München.
En estos días de ensoñación, ha sido tanto el furor por tan curioso líder en una liga con super poderosos, que muchos medios del mundo han citado tweets de aficionados mencionándolos como oficiales, por ejemplo, ESPN:
El mensaje del Union Berlin al mantenerse como líder de la Bundesliga. 🔥 pic.twitter.com/9d7WHzBhkB
— ESPN Deportes (@ESPNDeportes) September 20, 2022
- The Art of Overachieving
- Punks, Skinheads and Dissidents: History of Union Berlin
- Unser Verein: Eisern Union (en Alemán, sólo hasta el 24.Oct.2023)
Eisern Union! Eisern Union! Eisern Union!