Algo molesto por la poca cadencia de viajes, habiendo perdido la práctica en la planificación de este tipo de aventuras, encontré la excusa perfecta para ir a la capital de Hungría en la música.
Como en su momento lo fuera la visita a Bilbao para ver a Kraftwerk en el Guggenheim, esta vez fue para ver, más bien escuchar, a uno de los más grandes entretenedores y difusores seriales de buena música. Evito llamarlo músico ya que él mismo no se define como tal. Hernán Cattaneo tenía una fecha en el mismísimo Castillo de Buda y fue el disparador para pisar un nuevo país.
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¿Qué sabes de Hungría?
Desafío a la reflexión, a una pausa para pensar en lo que saben Uds. en
este momento sobre Hungría.
Para ser sincero, antes de la visita yo conocía cosas muy sueltas de su
historia.
A mi cabeza se vienen nombres, inevitablemente futboleros, como el célebre
Ferenc Puskas, una de las estrellas de la nación, a tal punto de estar enterrado en la
mismísima Catedral de Budapest y de logros deportivos de antaño que quedaron
opacados por escasas participaciones internacionales destacadas en las
últimas décadas.
Como amante de la historia, en mi cabeza siempre resuena también el Impero
Austro-Húngaro, pero jamás logré imaginar su dimensión ni impacto.
Tenía referencias de su idioma complicado, de raíces totalmente diferentes
a las demás lenguas europeas, y de algunas comidas típicas siendo el goulash
el plato más resonante en mi cabeza y el
palinka
como un licor tradicional a base de hierbas que nunca probé, pero de la que
había oído hablar cuando compartí oficina en España con dos húngaros en mi
primer experiencia laboral.
Mi conocimiento era escaso y creo que sigue siéndolo. Pero algo he
aprendido en este viaje y me gustaría compartirlo para que sirva de
referencia.
En idioma original el, nombre del país se denomina: Magyarország. Si
se pone atención, se verá la palabra "magiar" en el nombre y esto es porque
los
húngaros provienen de las tribus magiares que se supone urálicas y fueron migrando hacia occidente, aquí
dejo un link muy completo
que ahonda en el tema. Su idioma no deja de ser también híper complejo, de
los más difíciles de Europa ya que, junto con el estonio, el finés, el maltés, y el euskera, pertenece al
grupo de las lenguas europeas que no son de la familia de lenguas
indoeuropeas.
Se considera a
Esteban I
el fundador del Reino de Hungría, que desde luego era magiar, pero se
convirtió al catolicismo y junto a él, convertía a mano dura todo aquello
que conquistaba e incorporaba al reino, a tal punto que los húngaros
mantienen la mano "momificada" de su primer rey que posteriormente fuera
santificado como San Esteban, en la
Catedral
en su honor.
De las mayores catástrofes de la historia del reino fueron las invasiones
mongolas que saquearon y masacraron a la población.
Apenas dos siglos después de que el reino se refundara, tras abandonar
los mongoles el territorio, comenzaron a sufrir el derrotero de las
invasiones otomanas que terminaron por partir al páis.
El
Reino de Hungría
contaba entre sus posesiones parte de Rumanía, concretamente la famosa
Transilvania.
Budapest permaneció bajo dominio
Otomano
por más de un siglo, queda bajo la tutela de los
Habsburg que logran hacer frente a Turquía y recuperar parte de los
territorios del viejo reino. De algún modo, Hungría, que fuera un
orgulloso reino quedó a merced de un emperador extranjero y con el paso de
los siglos surgieron cada vez más movimientos de indole nacionalista que
reclamaban más independencia, por lo que se llegó un compromiso de
unión entre Austria y Hungría
a mediados del siglo XIX en el que Hungría recuperaba sus anteriores
posesiones bajo una unificación de corona.
Fué uno de los imperios más grandes y relevantes de Europa de fines del
Siglo XIX y con su desintegración a posteriori de la
Primer Guerra Mundial, Hungría volvió a perder sus territorios. Transilvania queda hasta hoy
en la memoria, pero la tienen muy presente ya que cuelgan del Parlamento
una bandera de la región. Amenaza o nostalgia, vaya uno a saber. Con la
ideología del primer ministro que tienen hace 2010 años, no me extrañaría lo primero.
La historia del siglo XX, por ser más fresca y contar con mas registros,
resulta mucho más oscura. Las aspiraciones de recuperar territorios no se
acabaron en la derrota de la primera guerra, los nacionalistas húngaros
seguían esperando reivindicación y con la llegada de los nazis al poder y
la locura desatada en Europa, el gobierno se alió bajo la promesa de que
le serían cedidos los territorios históricos, cosa que pasó en un comienzo
y todo terminó terriblemente para el pueblo como es de imaginar.
Los nazis encontraron al perfecto aliado en el partido de la Cruz Flechada, que resultaron ser en ocasiones mucho más crueles y despiadados en la
idea de la limpieza racial. En el gueto de Budapest (link en inglés) se dieron sucesos tan aberrantes que hay registros de hasta
miembros de las fuerzas alemanas ayudando víctimas de la crueldad de la
Cruz Flechada.
La historia es tan triste que marca que Hungría ha sido uno de los países
que más personas deportara hacia campos de exterminio (link en inglés).
Acabada la guerra, el país quedó detrás de la cortina de hierro y esto tampoco trajo buenas noticias para el pueblo, que fué
sometido a una serie de castillos, espionaje, deportaciones y terror bajo
el discurso de tinte socialista. Mismos políticos socialistas iniciaron rebeliones porque se oponían a tales prácticas y las rebeliones fueron
aplacadas con extrema violencia.
Tras haber sobrevivido a dos regímenes de terror, se consideró que había
llegado el momento de que Hungría erigiera un monumento digno a las
víctimas y, al mismo tiempo, presentara una imagen de cómo era la vida de
los húngaros en aquellos tiempos, que se puede contemplar en la llamada Casa del Terror.
Organizando el viaje
Esta expedición se gestó cuando navegaba por la página de Hernán y,
chequeando fechas en el verano europeo, me enfoqué en esquivar los destinos
tradicionales como Ibiza, Mykonos o Amsterdam para poder verlo a él solo en
un set.
La impronta fué repentina, capté una fecha, miré el calendario, y me di
cuenta del primer desafío al que uno no está acostumbrado ya por estas
latitudes: convertir moneda.
Hungría tiene Florines, y la cotización es bastante alta al momento de
escribir, por lo que los precios son inflados en número, pero a la
conversión, todo cuesta muy parecido.
Llámenlo calentura a lo argentino, pero al ver esto, miré inmediatamente
pasajes y no dudé demasiado, levanté la cabeza, miré a Maga que estaba en la
cocina y le pregunté qué le parecía la idea.
Comencé a buscar opciones para viajar. Existen opciones de tren nocturno
desde Berlín que eran muy tentadoras por muchos de los paisajes donde el
tren debería trasladares, pero dos factores me desalentaron: si el
viaje es nocturno, la mayoría de los paisajes serían invisibles, y sobre
todo la duración del viaje, que al proyectarse hacia países del este, la
infraestructura hace que los traslados se hagan mucho más duraderos,
promediando unas 13 horas de viaje en este caso.
En avión se reducía apenas a hora y media, y encontré precios relativamente
asequibles por lo que dije "...vamos el viernes temprano, nos tomamos el día
con calma, así estamos descansados para el evento el sábado y volvemos el
lunes...".
Una vez comprados, la efervescencia del momento se apagó al momento de
tener los traslados y la paz mental de un nuevo viaje por hacer me
permitió relajarme y reflexionar sobre la idea de una nueva aventura por
venir.
Semanas más tarde, al momento de buscar alojamiento, me di cuenta que había
cometido un error y que el retorno no sería el lunes por la noche, sino el
martes por la noche, por lo que, no solo implicaba un día más de vacaciones,
sino una noche más de estadía y un día entero para deambular por la
ciudad.
Tuvimos unos 5 días para disfrutar de la capital y sus alrededores. En
retrospectiva, me atrevo a decir que de habernos organizado mejor o
invertido algo de tiempo en planearlo, podríamos habernos ido de escapada a
algún lugar en las cercanías por un día, por ejemplo, estuve muy tentado con
estirar el recorrido hasta el
Lago Balaton, pero no llegamos a organizarlo.
Las dos ciudades
La ciudad se compone de dos ciudades, que se distinguen claramente en su
nombre y la división entre ambas es la avenida más importante de la ciudad:
el
río Danubio.
En la margen occidental se encuentra Buda y en el la margen oriental Pest, unidas en tiempos medievales por otro símbolo de la ciudad, el
Puente de las Cadenas, que fuera el primer puente permanente sobre el río.
La belleza del conjunto convirtieron la prácticamente totalidad de
los lugares de interés
en la ciudad en
Patrimonio de la Humanidad.
Pest
Dado que el aeropuerto se erige en al este de la ciudad, el traslado nos
depositó en
Deak Ferenc ter, el centro de transbordo neurálgico de la ciudad e inmediatamente nos
dimos cuenta que las distancias que en principio nos parecían enorme en los
mapas, eran bastante salvables a pié.
Atravesamos lo que luego aprendimos era parte del viejo barrio judío hasta
nuestro alojamiento en un edificio de tres plantas de los años 50 que supo
tener un pasado resplandeciente. Una imagen que se repetiría a lo ancho de
la ciudad, donde antiguas residencias con evidentes falencias de
mantenimiento o que dejaron el aspecto estético en el olvido, se convierten
alojan múltiples departamentos o estudios.
Esta zona de la ciudad es más urbana, con un planeamiento más cuadrado y
patrón repetitivo que aloja el
barrio judío, que fuera uno de los más grandes de Europa del Este donde destaca la
Sinagoga de la Calle Dóhany (Gran Sinagoga de Budapest), la segunda más grande del mundo.
Entre las marcadamente cuadradas manzanas con bloques de edificios de
mediados del siglo pasado con su notorias falencias de maquillaje, se
encuentran embedidos los llamados Bares de Ruina, otrora edificios abandonados que estudiantes se encargaron de gestionar
como bares, muchos subsisten hasta hoy, otros han sido demolidos y
convertidos en patios al aire libre. Uno de los más conocidos es
el Szimpla y lo visitamos varias veces por su muy rica, pero bastante cara,
NEIPA. Para quienes visitaron Berlín, no los sorprenderá la "ruina", pero
admito que un lugar con indudable personalidad y encanto para cerrar el
día disfrutando de una fresca.
Sobre la margen del río se encuentra el imponente
Edificio del Parlamento, una de indudables postales emblemáticas de la ciudad, y a unos metros,
literalmente sobre el río, se encuentra uno con uno de los memoriales más
impactantes de la ciudad, formado por una hilera de zapatos de metal alineados a orillas del río que recuerda a las víctimas de una de las prácticas más
crueles que no me atrevo a describir.
La explanada oriental del río Danubio sobre la que recae esta sección de
la ciudad es uno de los tantos patrimonio de la humanidad que nos encontramos. Sobre ella discurre uno de los tranvías más
pintorescos de Europa y también encontramos, sobre la ribera, una gran
opciones de ferries que si bien circulan durante todo el día, al caer el
sol, se adueñan de las aguas para ofrecer a los pasajeros las mejores
postales de ambas márgenes.
Otro de los patrimonios de la humanidad que atraviesa Pest
trasversalmente y es, tal vez, la espina dorsal de esta sección de la
capital, es la
Avenida Andrassy donde está la ópera, teatros, tantos locales de ropa de marcas
carísimas y entre otras, la embajada del país Campeón del Mundo 😉 al
momento de nuestra visita.
Se abre paso desde la plaza Deak Ferenc, y en el otro extremo discurre
en la
Plaza de los Héroes que marca la entrada al parque de la ciudad con su lago
artificial que se convierte en pista de patinaje en invierno, con vistas
al
Castillo Vajdahunyad. El parque está siendo objeto de renovaciones, uno de los exponentes
es el moderno edificio del
Museo Etnográfico
con forma de
semi-círculo enterrado
a cuyas terrazas puede subir desde el parque y la
Casa de la Música.
La ciudad se caracteriza por tener baños termales, y uno de los más
importantes y el más grande de Europa es el
Széchenyi
se encuentra en este parque.
Claramente la disposición de la avenida y el parque ha sido parte de la
planificación de la ciudad, que allá por fines del siglo XIX también
contempló la necesidad de facilitar el traslado y por ello se creó lo
que hoy se conoce como
Subterráneo del Milenio
(corresponde a la línea M1) y es el segundo metro más antiguo del mundo
detrás del de Londres.
Al descender a las estaciones, tuve un viaje a la vieja y hermosa
Línea A de subte porteño
por los azulejos, los decorados, por las columnas de acero
remachado. Esta línea es diferente a todas las demás en todo, tiene
apenas 6 metros de ancho y 2.75 metros de alto. El techo es literalmente la calle y se debieron construir trenes
especiales para reemplazar las formaciones originales a finales de los
70 lo que forzó que algunas de las pequeñas estaciones debieran
extender sus plataformas porque no cabían los trenes.
Buda
Con el
Budaivári Palota (Castillo de Buda), otra de los tantos Patrimonios de la
Humanidad que podemos encontrar en la ciudad, sobresaliendo en la altura
del horizonte, se percibe el barrio donde se erige el castillo mucho más
señorial rodeado de casas y edificios medievales, bajo un proceso de
reconstrucción que data de varios años.
Visitamos el Castillo ocasiones, la primera, una gala de lujo para
escuchar un set de seis horas de Hernán Cattaneo en un escenario para la
ocasión dentro del Patio de los Leones. La primer dificultad fué salvar
la altura en medio de tanta construcción, muchos de los caminos estaban
cerrados y debimos subir por algunos caminos alternativos en la ladera.
Inmediatamente luego, la vista de la otra margen de la ciudad desde la
altura es cuanto menos impactante y obliga a detenerse a capturarlas en
la retina, y claramente en la cámara de fotos.
Tras al solemne show debimos bajar siguiendo a la gente en la oscuridad
de la medianoche y tener que cruzar el Puente de las Cadenas, que se
encontraba cerrado para peatones por refacciones, caminando por el medio
de la calzada. Seguramente cometimos una infracción, a los pocos días
nos enteramos que los buses cruzaban pasajeros gratis entre ambos
sectores, pero seguimos a la mucha gente se dispuso a cruzar y después
de todo, quién te quita lo bailado?
Al repetir el sector de Buda, comenzamos más al sur, cruzando por el
Erszébet hid
(Puente de Elízabeth), uno de los tantos lugares que rinde honor a
Isabel de Babiera (Sissi) que fuera la Emperatriz de Austria y consorte de Hungría
en la época del imperio. Una figura singular para la época con muchas
ideas y comportamientos trasgresores que, según se cuenta, pese a ser
alemana, hizo mucho por que Hungría lograse la trascendencia que tuvo en
la consolidación del imperio y que Budapest logre tal relevancia.
Recomiendo leer sobre su historia.
Inmediatamente cruzado el puente se sube a las alturas de la
Fortaleza de la Ciudadela
(un link en inglés) que se distingue por una enorme bandera flameando
que decora cada foto panorámica que se tome desde la costa opuesta.
Lamentablemente, los muchos visitantes, al subir nos encontramos con la
desagradable sorpresa de que estaba cerrada al público por trabajos de
reconstrucción y no se podía acceder ni siquiera a su plaza del mástil.
Desde luego esto no impidió que nos desplacemos por los márgenes de la
alambrada a poder descansar disfrutando de las vistas.
Durante el descenso decidimos subir la colina contigua y ascender al
Castillo para detenernos con más detalle en sus alrededores. Para
ascender, hay escaleras mecánicas y un ascensor que se acceden desde los
Jardines del Castillo, o desde la plaza
Clark Adam ter
lindera al Puente de las Cadenas frente al túnel que salva la colina, se
puede tomar el
Bus 16.
Una vez arriba, perderse es una obligación, y puede ser una realidad en
el
Laberinto de Buda, donde según la leyenda el mismísimo Vlad Tepes, otrora Drácula,
estuvo aquí encarcelado.
En las alturas se encuentra el Palacio Presidencial y a su lado la Casa del Primer Ministro, se hallaba en su momento una serie de ministerios de relevancia. Al
momento de nuestra visita, muchas de estas construcciones que habían
sido derrumbadas en el último período de la Segunda Guerra Mundial
cuando las fuerzas del eje se fortalecieron en esta sección elevada de
la ciudad y sufrieron el asedio de artillería pesada, están siendo
construidas nuevamente desde los cimientos, supuestamente respetando
arquitecturas originales.
El
Bastión de los Pescadores
es otra de los atractivos que convoca turistas ubicado junto a la
pintoresca Iglesia de Matias.
Si de día se visitan todos estos lugares, a Buda hay que volver de noche
para disfrutar de las vistas del Parlamento. Seguramente en el Bastión
se obtengan vistas privilegiadas, no por nada hay restaurantes entre las
cúpulas, pero vasta con cruzarse en el metro hasta la estación
Batthany ter
y asomarse a la costa, ubicar un punto centrado al Parlamento y
disfrutar.
Isla Margarita
La Margit-sziget se
encuentra en el medio del Danubio
al norte del Parlamento y bromeábamos con que no sabíamos a cuál de los
dos lados pertenecía, por lo que decidí dejarla con su propia sección.
Aunque existen alguna línea de buses que la recorren, en general es un
parque que se disfruta al aire libre y posee muchos recintos como
piscinas y campos deportivos, así como edificaciones residenciales que
se convirtieron en lugares para eventos.
Los ferries hacen parada en sus muelles pero es es fácilmente accesible
desde el
puente homónimo que cuenta con una parada de tranvía exactamente en la calle de
descenso a la isla.
Hay una fuente danzante con música en su entrada, ruinas de viejos
conventos, hoteles, termas y spa.
Para el turista de a pié, es un gran lugar para hacer pic nic y
desconectar de la ciudad.
Consejos de viaje
Idioma
Ciertamente, el idioma es imposible. No logré memorizar
casi ninguna palabra, nada resuena en la cabeza con nada conocido. Es
imposible relacionar una palabra con lo que se conoce de otros idiomas,
es realmente un laberinto y con razón se lo considera uno de los más
difíciles de Europa sino el más difícil.
Por suerte, la mayoría de los húngaros con los que interactuamos
hablaban muy bien inglés o al menos se defendía abiertamente sin dar
demasiadas vueltas ni protestar demasiado sobre el idioma. Algo que es
notablemente diferente a lo que sucede en Alemania, donde, por lo
general, la trampa de la perfección les impide admitir que hablan
inglés, mal, pero que lo hablan.
Moneda
Por otro lado, el tema monetario, hoy por hoy es recomendable contar
con tarjetas o cuentas bancarias multi moneda.
Nosotros
usamos y recomendamos Revolut
Pero también podría funcionar con
Transferwise o el mismísmo N26.
Con un par de clicks, se puede abrir una cuenta en Florines unos días
antes del viaje, y depositarse dinero desde su cuenta principal al
cambio del día de manera que al pagar en Hungría el dinero se descuente
directamente desde allí.
O bien, se paga desde la cuenta principal y se aplica el cambio del día
al momento de la transacción. Aquí a tener en cuenta es que algunas
tarjetas están especialmente diseñadas pensando en el turismo y aplican
una comisión (ínfima a mi parecer) durante los fines de semana.
Traslados
Si se arriba al aeropuerto es muy tentador pensar en diferentes maneras
de llegar al punto neurálgico de la ciudad y como siempre, opciones hay,
pero la más simple y directa es optar por el autobús express al
aeropuerto
E100
que viaja con algunas pocas paradas intermedias hasta Deak Ferenc ter,
el punto central de transbordo en el corazón de Budapest demorando unos
40 minutos.
Lamentablemente, siendo un servicio fundamentalmente para turistas,
tiene un sobreprecio notable en comparación a otros medios de transporte
locales, pero es sin dudas más barato y más sencillo que hacer
combinaciones sin saber donde se está.
Los billetes se compran en unas máquinas expendedoras en la puerta del
aeropuerto apenas a unos metros de la parada de bus. La máquina estaba
en múltiples idiomas y acepta desde luego tarjetas, pero muy interesante
que al momento de nuestro viaje, se implementó una
prueba piloto del sistema Pay&Go que permite comprar el billete con tarjeta directo en el bus.
Transporte
La aplicación
BudapestGo permite consultar desde el móvil los horarios y alternativas de
transporte en la ciudad de punto a punto, pero lo más importante es que
permite comprar billetes y gestionarlos desde la app.
Tener en cuenta que no hay molinetes ni barreras en los trenes,
tranvías y metro, pero si hay muchos controladores en la ciudad que son
furtivos. Por suerte son identificables, pero tienes que validar los
billetes antes de subir al transporte.
Con el teléfono, la validación se hace leyendo el QR que está, o bien
encima de la máquina de validar, o en el caso de los buses o tranvías,
en la puerta antes de subir.
Hay diferentes opciones de
tickets y pases diarios
que a comparación con otras ciudades europeas es notablemente más barato
y tal vez convenga, pero nosotros optamos por sacar una pila de billetes
sencillos, ya que al fin y al cabo, como siempre, caminamos un montón.
Al momento de nuestro viaje, existía la opción de sacar
paquetes de 10 billetes sencillos
con descuento.
Comidas
Siempre insisto que al visitar un país o cultura diferente, los sabores
típicos son parte del viaje, lamentablemente no lo han sido en esta
ocasión por un simple motivo: las típicas comidas húngaras no son
compatibles con las altas temperaturas.
Lo primero que se me viene a la mente al momento de pensar en comida
húngara, sin dudas es el
goulash, un guiso típico de países del este, originario de Hungría.
Un lugar interesante por la variedad que se encuentra y por el edificio en
si, es el Gran Salón de Mercado. En su planta baja hay una centena de locales de venta de comida y
especias, además de algunas cosas comerciales y en la planta alta hay un
mix de venta de telas y recuerdos, con un sector lateral dedicado sólo al
despacho de comida. A grandes rasgos, tiene grandes similitudes con las
plazas de mercado en los pueblos españoles.
Hubo dos excepciones en cuanto a las comidas, que incluso fueron
repetidas: El
lángos, que es una comida popular muy sencilla también conocida como pizza
húngara. A mi criterio es más bien una torta frita enorme con aderezos
encima, una gran idea para exportar.
Por otro lado, el impronunciable
kürtőskalács, conocida sencillamente por chimenea, que es una masa con forma de rollo
que tradicionalmente se cocina al carbon sobe un cilindro. Además de ser
una masa dulce, se los saboriza con canela en su versión más tradicional o
con diversas alternativas como chocolate o coco.
El punto más algido de la explosión de azúcar es cuando se combina la
chimenea y el helado para crear lo que se popularizó como volcán.
Decidimos probarlo e incluso repetir en la
Heladería Pichler.
Ambas son muy populares en las ferias en Alemania, claramente a precios
menos accesibles.
Escapadas
Memento Park
Tras la caída de la infame cortina de hierro y por ende el fin del
régimen comunista en Hungría, la ciudad se planteó el destierro de
muchas de las figuras e imágenes creadas por el régimen.
La mayoría de estas estatuas, placas y memoriales forman parte de lo que
hoy se conoce como
Memorial Park (en inglés).
La ubicación del parque no es casual: bien lejos de la ciudad. Pero aún
así, en momentos de lo que en Alemania se conoce como
Ostalgie, un revisionismo nostálgico de un pasado socialista, olvidando muchas
veces en el olvido el terror y control aplicado a la sociedad en su
conjunto, el parque recibe muchas visitas.
Ferry por el Danubio
Si han llegado hasta aquí, habrá quedado claro que las vistas más
imponentes de la ciudad están a ambas márgenes del río, lo que convierte a
esta enorme avenida de agua en un punto de contemplación de los atractivos
monumentos de la ciudad, sobre todo cuando relucen al atardecer y el sol
deja espacio la cuidadosa iluminación de los edificios.
Con algo menos de luz solar, las fotos se lucen mucho mejor, la
temperatura es más amena (al menos en verano desde ya) y sobre el río se
arman filas de ferries y barcos que recorren los bancos del Danubio y la
Isla Margarita.
En general son servicios turísticos y comerciales pensados para
visitantes, hay desde simples recorridos hasta cenas de lujo y fiestas. La
media, es un recorrido circular con algún tipo de audio guía explicativo y
algún servicio de bebida o comida, algunos, ofrecen hasta la posibilidad
de subir su propio picnic.
Pero al momento de la visita,
existía un servicio
que la empresa de transporte de la ciudad pone a disposición en conjunto
con una empresa privada. El punto de salida es en el
Muelle 5 donde existen máquinas expendedoras y boleterías (intenté comprar
online pero la página era un caos y no funcionaba). El trayecto se toma
unos 75 minutos y sale un ferry cada dos horas. El billete es diario, por
lo que uno puede subirse y bajarse donde quiera cuantas veces necesite.
El costo es mucho menor en comparación a un servicio turístico habitual y
las comodidades no muy diferentes, por lo que realmente es una linda y
accesible opción para quienes quieran disfrutar desde el agua.
Habiendo leído la experiencia de viaje, reflexionando sobre la pregunta
del primer párrafo, si has aprendido algo de esta interesante ciudad y
de este curioso otrora gigante europeo, te invito a que lo
compartas!
Todas las fotos
AQUI o sígueme en el feed de
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